El auge que ha tenido en los últimos años el comercio
mundial ha permitido una abundante oferta de bienes y servicios que pone en
evidencia, por un lado, mayores posibilidades de escogimiento de los mismos
por parte de los consumidores, y por otro lado, la necesidad de que éstos
se unan y se organicen para conocer y entender de mejor manera la actuales
condiciones del mercado y poderlo enfrentar con éxito.
Los programas de educación del consumidor que realiza el
MEIC fomenta la necesidad de que los consumidores se organicen para
que estén bien informados sobre las particularidades del actual proceso
económico, procurando que sean responsables y conscientes de los
bienes y servicios que consumen.
La educación del consumidor es necesaria por las
siguientes razones:
Porque en la mayoría de los casos, los consumidores no
han recibido capacitación suficiente para actuar diligentemente en el
mercado, con lo cual los hace más vulnerables ante ciertas prácticas
abusivas de los comerciantes.
Porque generalmente está desinformado sobre las
características y particularidades de los productos y los servicios, y
muchas veces sucumben ante la publicidad engañosa.
Porque generalmente actúa en forma individual por lo que
está expuesto frecuentemente al fraude y al abuso. De donde se desprende la
necesidad de que se organicen para que sus opiniones sean escuchadas y
puedan así defender sus derechos y representar sus legítimos intereses
económicos y sociales.
Porque sus recursos económicos son por lo general
escasos y mal administrados. Por ello, es importante capacitar a los
consumidores sobre consejos de ahorro y presupuesto familiar.
Porque normalmente es un sujeto pasivo que acepta
silenciosamente las condiciones muchas veces abusivas que se dan en el
mercado. Ante esto, es importante que conozca sus derechos y los
procedimientos administrativos y judiciales para denunciar todo tipo de
abusos.
En ese sentido, el MEIC pretende, con la educación del
consumidor, que éste, de manera sistemática, planee cuidadosamente cómo
gastará su dinero a la luz de sus necesidades y no tanto de sus deseos; que
examine cuidadosamente la calidad de sus compras; que confíe sus compras a
comerciantes de buena reputación; que estudie o revise las etiquetas de los
productos; que verifique el peso de los productos; que compre productos con
criterios de racionalidad y en orden de prioridades; que compare precios,
calidades, garantías y buen trato, y que antes de hacer las compras se
procure la mayor información posible.
Con la educación del consumidor, el MEIC pretende los
siguientes objetivos:
Formar en el consumidor actitudes diligentes y un
comportamiento decisivo y protagonista en sus relaciones de compra de
bienes y servicios, con pleno conocimiento de sus derechos y deberes.
Concienciar a los consumidores respecto a las nuevas
condiciones económicas del mercado.
Destacar los beneficios del libre mercado.
Conocer los derechos y deberes del consumidor.
Reconocer la importancia y necesidad de la participación
organizada de los consumidores.
Conocer los mecanismos y procedimientos para la defensa
de los derechos del consumidor.
Propiciar una nueva cultura de consumo sobre la base de
criterios racionales.
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